domingo, 22 de marzo de 2009
Carta abierta a Carlos Lage y Felipe Pérez Roque
No-queridos compatriotas, Carlos Lage Dávila y Felipe Pérez Roque:
La noticia de sus respectivos despidos nos ha sorprendido a todos por igual. Para ti, Lage, esta nueva situación será particularmente embarazosa luego de tantos años maloliendo el trasero ya verde olivo de tu Comandante. Lamentablemente se te olvidó otra sentadera no menos importante: la del hermano. Ahora ya no serás más aquel que se creía era el conductor de la economía cubana sino un médico pediatra más de los tantos “formados” por la Revolución. Si en lo adelante decides sobrevivir como galeno, con toda seguridad se te trastocarán los nombres de los medicamentos y métodos con los lineamientos hasta ahora venidos, o caídos de arriba, así que te pido, por favor, deseches esa idea para no poner en peligro la vida de los pequeños pacientes y con ello, una vez más, el futuro de nuestra nación.
Quisiera además darte algunos consejos. Cuando vayas a comprar gasolina por la izquierda en un garaje, recuerda siempre no parquear el Lada allí mismo; un poco alejado es lo más sensato. De ser posible envía a tu hijito, aquel que tan combativo se vio en la entrevista con los sublevados estudiantes de la UCI, para despistar a la gente que todavía te recuerda. Esta última molestia será solo por un tiempo, en seis meses podrás hacerlo todo por ti mismo sin necesidad de ayuda ajena.
Respecto a la alimentación, comprobarás desde ahora mismo y de primera mano, cuán productiva son nuestra agricultura y ganadería y, sobre todo, disfrutarás del constante crecimiento económico que hasta hace muy poco tú mismo anunciabas por el Noticiero. Te advierto debes tener paciencia, a veces algunos productos demoran algo de tiempo en ser distribuidos, la carne de res es uno de ellos, cuya demora se extiende ya por años. Otros renglones de la canasta básica dejan de ser distribuidos ya desde la niñez, me refiero a la leche. Para cerrar este tema, trata de ponerte en contacto con Robertico (Robaina) que con la experiencia que ya ha acumulado en el mercado negro, incluso ya desde antes que lo expulsaran, te servirá para actualizarte.
Además de estos aspectos prácticos en esta nueva etapa de tu vida post-dirigente, no me parece atinado dejar de lado la parte sentimental y emocional. Cuando sospeches estar deprimido o nostálgico, siéntate en el portal de tu amplia casona de Altahabana, Miramar o El Laguito, si la pudiste conservar, por supuesto, y piensa despacio en las residencias de protocolo donde transcurrieron “merecidas” vacaciones con toda la familia. No dejes que estos recuerdos se empañen con falsos cargos de conciencia, como por ejemplo que en esos mismos momentos el resto de los cubanos estuviera pasando hambre como resultado de la gestión del gobierno revolucionario del que eras parte. Por muy crudo que esto parezca, nada es comparable con el aromático olor del buen jamón o el sabor inconfundible de la langosta recién pescada en nuestras propias costas y que la mayoría de nuestros coterráneos ni en sueños conocen.
Naturalmente no todo es color negro en tu porvenir cercano. La Revolución, como tú sabes, se ha preocupado siempre por la salud de todos los cubanos. El combate al colesterol y el exceso de grasas ha sido desde sus inicios una tarea prioritaria en la labor de sus dirigentes. Debo reconocer que tú, Carlos, y el resto de la nomenclatura más cercana al Comandante han tenido que hacer sacrificios indescriptibles para mantenerse medianamente saludables y alejarse del flagelo de la obesidad, la gota y otras enfermedades sumamente graves. Con el fin de revertir esta situación que ya se tornaba peligrosa, desde ya consumirás más calorías tratando de conseguir la comida de cada día que las que puedas reponer con la misma. Resultado: rápida pérdida de peso y con ello el acercamiento a las medidas corporales dictadas por la Comisión de Salud del Comité Central del PCC para la Población (CSCCPCCP), exceptuando el propio PCC, Directores de Empresas, Militares de alto rango, diplomáticos en activo, etc., etc., etc. Ahora, más que nunca, se pondrá a prueba tu férrea voluntad comunista y revolucionaria.
Ha llegado el momento de dirigirme a ti, Felipe. Mucho se ha hablado de tu pasmosa habilidad para escalar posiciones de poder dentro del gobierno, tu cercanía al máximo líder, tu beligerancia sin tapujos, tus firmes convicciones ideológicas, tus grotescos alaridos, todas estas características pudieran ser la razón de este vertiginoso despegue. Sin embargo, por otra parte se especula que tus limitaciones intelectuales, reflejadas en unas facciones que te sitúan próximo a estadios previos al Homo Sapiens, contradicen este rápido ascenso. No obstante, se dice te graduaste o te graduaron de Ingeniería Electrónica. Es en este un punto donde debes prestar la máxima atención.
Como sé que en los últimos 10 ó 15 años nada o casi nada conoces de la realidad cubana, aprovecho para informarte que en tiempos recientes se han repartido o vendido un sinnúmero de aparatos similares a televisores, nombrados Panda. Esta puede ser la clave de tu desenvolvimiento en el futuro. Sólo tienes que recordar los principios más elementales de tu carrera, la de la universidad, no la política, y ya tendrás un seguro sustento reparando los mencionados equipos. Tal vez seas un poco ambicioso y quieras mantener un nivel de vida cercano al que disfrutaste hasta ahora como parte de la cumbre por la que te paseabas. Mi deber es avisarte que no será fácil disponer de las prebendas ilimitadas que ofrece el poder revolucionario. Aún así, con el negocio de los Pandas puedes lograr una cierta holgura económica, especialmente si dejas a un lado los remordimientos que nunca has tenido y les pones piezas viejas o reparadas por nuevas.
Para concluir, hablemos de otra de las ventajas de tu situación actual. Contrario a tu compañero de infortunio no se te conoce trazando estrategias desde un buró sino vociferando en plazas, nacionales e internacionales, sobre las bondades del sistema socialista insular. El hecho de haber sido arrojado del cargo que ocupabas, también tendrá una influencia positiva en tu salud y no solo en lo relativo al sobrepeso. A partir de ahora, como es lógico, deberás hablar más bajo, bajito, y esto ayudará a tu garganta y quizás en un tiempo no muy lejano el tono de tu voz recuerde, al menos por imitación, la voz humana.
La reinserción de ambos a la vida cotidiana les costará mas esfuerzos que aquellos que debieron hacer para levantar el vuelo. La hasta recientemente utilizada retórica de poco les valdrá. La falsa modestia no tapará su reincidente oportunismo o en el mejor de los casos, su ingenuidad.
Hasta aquí esta carta. Me despido de ambos con dolor, el dolor de no verlos condenados por un tribunal cubano realmente popular y democrático, donde salden todas las deudas acumuladas durante décadas de opresión. Con pesar veo que sus propios domadores se han adelantado parcialmente a la historia con el fin de tergiversar ésta. A ellos y a ustedes nada podrá salvarlos de la justicia histórica, aquella que no calla ni miente y que tarde o temprano les ajustará las cuentas a todos por igual. Eso si será digno. A los dos no les deseo buena suerte pero, eso sí, les deseo una larga vida, sobretodo mientras dure la artimaña de gobierno que ayudaron a mantener y que ahora podrán disfrutar en toda su extensión.
El Plátano Alegre
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